Instagram es un hervidero constante de firmas y productos. Si hacemos la prueba de intentar navegar durante diez minutos sorteando anuncios y posts, el resultado es claro. Imposible. No obstante, hay ocasiones en las que entre tanto carbón aparece un diamante en bruto. En El Attelier hemos tenido un auténtico flechazo con la marca Leticia Valera, que además de acercarnos una moda con valores, está llena de color y vida.
Moda con valores, diseño e historia
Cuando de pequeños nos preguntan qué queremos ser de mayor, inventor, científico o probador de juguetes suelen ser las respuestas más comunes. El deseo de convertirse en una guerrera con lanza y anillo en la nariz, aunque maravilloso, es inusual. Así es Leticia Valera, una mujer fuerte, alta y con la cabeza llena de rizos. No nos recibe arma en mano, pero en su casa se respira cultura y pasión por cada esquina.
Su hogar la define casi tan bien como su estilo personal. Es un torbellino de ideas, nervios y cumplidos. Para cuando acabemos nuestra charla, nos habrá piropeado tantas veces que volveremos a casa sintiéndonos Cindy Crawford. Le pedimos que nos cuente cómo surgió la idea de fundar Leticia Valera y de dónde le viene la inspiración.
“Más que surgir es un proyecto de vida. Desde bien pequeñita me han interesado siempre las culturas ancestrales. Es mi esencia.”
Licenciada en Historia de las Civilizaciones Antiguas, esta valenciana se especializó en Protocolo y Ceremonial motivada por su vocación de servicio a los demás. “Ese impulso fue lo que me llevó a África por primera vez. Y me atrapó. Seguí trabajando en mi ámbito al mismo tiempo que hacía proyectos de cooperación allí”. De sus viajes traía telas, complementos, accesorios e historias. Así comenzó a decorar su pequeño universo y a adornar sus prendas. La fascinación por esa mezcla encendió en ella las ganas de ir un paso más allá.
“Me enamoré de esas mujeres. Me enseñaron el camino y me ayudaron a ser quien soy. Son mi referencia. Son creativas, orgullosas y presumidas”.
Leticia nos explica la importancia de los tejidos para las mujeres africanas. A pesar de vestir prendas alejadas de la moda occidental, su evolución de la indumentaria no dista tanto de la nuestra. Sigue siguiendo el vehículo de expresión por excelencia. “Por eso decidí traerme telas y fusionarlas con nuestra tendencia. Quiero transmitir su cultura y su forma de vida”.
Un salto al vacío, pero con red
Tras treinta años de profesión, esta emprendedora se armó de valor y decidió frenar su ritmo de vida. “Llega un momento en el que decido que ya no puedo ejercer como profesional activa de la organización de eventos y doy el salto para verlo desde el otro lado. Ahora me centro en mi marca y formo a otros para que se conozcan y sepan cuál es su personalidad”. Desde su firma homónima, Valera es defensora de la inclusión, la sostenibilidad, la solidaridad, el compromiso y el empoderamiento femenino.
Partiendo siempre de los tejidos que trae de África, sus productos se centran en moda y decoración. Se trata siempre de artículos únicos, especiales y de series limitadas. Fatu, jefa del taller de Senegal, es su mano derecha a la hora de comprar telas y organizar la manufactura. Del mismo modo, también colabora en España con mujeres en riesgo de exclusión y supervivientes de violencia de género.
La colaboración como clave del éxito
Al hablar sobre su incursión en el mundo empresarial, Leticia sonríe y enseguida nos contagia de su energía. Subraya la importancia de compartir en un proceso como este. Anima, además, a que otras marcas vean la luz y trasmitan su carácter. Asevera orgullosa que el consumo desmedido está llegando a su fin y que el cliente busca una moda con valores.
“El emprendimiento es una etapa muy bonita en la que todo suma, significa contagiarte de la gente con la que trabajas. Es compartir en todos los sentidos.”
Actualmente acompaña la firma con su otra vocación, los viajes al continente africano. Junto a Bernadette, una emprendedora local, lleva años organizando experiencias para mostrar Senegal a través de sus costumbres y tradiciones.
Por último, le preguntamos cuál ha sido su mayor reto en esta aventura. Su respuesta es rápida. La digitalización. Se ríe mientras nos recuerda que ella no ha nacido con un ordenador bajo el brazo. No obstante, asiente orgullosa por haber conseguido adaptarse. «Me parece increíble a la par que práctico”.
Nos despedimos de una mujer de negocios que bien podría ser un huracán de fuerza y positivismo. Leticia ha conseguido transmitirnos toda su pasión por una moda rica en valores y llena de dinamismo. Aunque nos vamos deseando visitar África lo antes posible, tenemos un pedacito de ella a través de Leticia Valera.
El Attelier Magazine