Para una gran cantidad de nosotras hablar en público es nuestra asignatura pendiente. Nos ponemos nerviosas, pensamos demasiado en el “qué dirán“, nos olvidamos de lo que queremos decir o gesticulamos como locas. Sin embargo, hoy hablamos con una gran experta en hablar en público, Laura Centellas, para que nos guíe a ser mejores comunicadoras y nos olvidemos del miedo. ¿Preparadas?
¿Cómo llegar a ser una experta en hablar en público?
Laura: Es cuestión de mucha práctica, como todo en la vida. Es verdad que, en España, hablar en público no se potencia nada, como tampoco se potencian la inteligencia emocional u otras habilidades interpersonales e intrapersonales. Por eso, tienes que buscarte un poco la vida y encontrar tus propias herramientas.
Pero lo que marca la diferencia, para mí, es entender que sólo somos un canal para transmitir un mensaje. Nos damos muchísima importancia a nosotras y no vemos que sólo somos un canal a través del cuál compartir ideas, información, emociones… Se trata de una autodefensa de nuestro propio ego. Entender esto nos quitaría mucha presión.
Está claro que como canal podemos entrenarnos y ser cada vez mejores comunicadoras, pero el foco siempre tiene que estar en lo que queremos compartir. Creo que es muy importante mirar la vida con optimismo y apasionarnos por tantas cosas como podamos. Si el tema que estás contando te apasiona, el miedo se reduce drásticamente y nos olvidamos de nuestro ego. Siempre tiene que pesar más tu pasión por lo que estás contando.
¿Cuáles son las claves para una buena comunicación?
Laura: Si somos capaces de transmitir ideas con claridad, honestidad y concisión, es que vamos bien. Además, es necesario dominar el lenguaje verbal y el no verbal. El verbal parece fácil y no lo es tanto. Una persona que lea mucho o sea más inquieto intelectualmente, tendrá un lenguaje verbal mucho más rico. De la misma manera, dominar el lenguaje no verbal es muy importante: dominar el cuerpo, la postura, los gestos, la expresión facial, el tono de voz o el ritmo crean un gran impacto. Controlar ambos ya nos convertiría en muy buenas comunicadoras.
Pero lo que realmente determina la calidad de nuestra comunicación es el efecto que genera el discurso en el receptor. Hay dos tipos de líderes: las personas carismáticas y las transformadoras. Las comunicadoras con carisma tienen convicciones emocionales fuertes y saben transmitirlas, conmoviendo al receptor. Lo vemos mucho, por ejemplo, en influencers y youtubers, esa capacidad de generar empatía y mover emociones. Las comunicadoras transformacionales tienen discursos muy potentes que que inspiran el cambio y motivan a hacerlo. Si una persona tiene las dos cualidades, ¡bum!
Al final lo que comparten esas personas es la confianza en ellas mismas. Por eso es súper importante conocerte bien, saber cuáles son tus cualidades, cosas a mejorar… A partir de ahí, todo es muchísimo más fácil.
¿Cómo podemos controlar los nervios antes de hablar en público?
Laura: Es mejor hacernos amigas de los nervios, porque no van a desaparecer y de hecho son buenos porque nos enfocan en lo que estamos haciendo. Nos ponemos nerviosas, además, porque nos importa lo que estamos haciendo. El tema es saber aprovechar toda esa energía y transformar los nervios en atención y foco. ¿Cómo? Aquí es muy importante nuestro discurso interno. Si estamos nerviosas y nos atascamos en pensamientos negativos como: “no puedo hacerlo”, “me quedaré en blanco”, “haré el ridículo”, etc., nos estamos condenando a nosotras mismas al fracaso.
Si, en cambio, nos hacemos conscientes de nuestros nervios y pensamientos negativos y los transformamos positivamente (“sí puedo hacerlo”, “es normal” “la gente me entiende”), el éxito está casi asegurado.
Por otra parte, creo que es esencial aprender algunos ejercicios de respiración. Cuando estamos nerviosas, estamos demasiado en nuestra mente y desconectamos nuestro cuerpo, descontrolándose (nos tiembla la pierna, la voz…). La respiración nos ayuda a bajar esos nervios y a sentir nuestro cuerpo de nuevo, para que la energía vuelva a asentarse donde debe estar.
Nos han enseñado siempre a ser mediocres. ¿Cómo podemos encontrar nuestra propia voz?
Laura: Es muy buena pregunta. Yo diría que desprogramándonos, pero esto es muy complicado. No podemos borrar nuestra escala de valores o nuestras creencias. Por eso, para mí es básico alimentar nuestro sentido crítico, y se puede hacer de muchas formas. Por ejemplo, elegir conscientemente a qué tipo de personas sigo o admiro, qué leo, informarnos de las cosas y cuestionarnos lo que vemos y a nosotras mismas. Habrá veces que nuestro sentido crítico nos lleve al conflicto o a la incomodidad. pero es necesario para poder destacar entre la mediocridad y perder ese miedo a equivocarnos. ¿Qué está bien o qué está mal? Eso también es caer en las redes del sistema, ¿no? Nos tenemos que preguntar qué es bueno para nosotras, porque casi nunca lo hacemos.
Es un poco lo que me llevó a estudiar periodismo. No soy experta en nada, creo, pero me gusta saber mucho de muchas cosas. Además, salir de tu zona de confort, viajar, conocer otras culturas… Te das cuenta de que hay muchas formas de vivir la vida y que no sólo lo nuestro es lo “normal”.
Esta actitud de mejora y apertura hace que nuestra visión cambie y dejemos de ser zombies. Si algo en tu vida no te gusta tienes dos opciones: conformarte o hacer algo para cambiarlo. Y eso es lo que diferencia a las personas mediocres de las exitosas.
Quedarse en blanco es uno de nuestros mayores miedos a la hora de hablar en público. ¿Qué recomendarías para que esto no pasase?
Laura: Sobretodo, no memorizar. Nuestro sistema educativo ha funcionado siempre en base a memorizar. Memorízate las tablas de multiplicar, los ríos… Cuando memorizamos, toda esa experiencia de entender e incorporar conocimientos no está. En el momento de exponernos, nuestro cerebro está más pendiente de recuperar esa información y de decirla tal cual la hemos preparado, que de realmente explicar qué sabemos.
Pero cuando sabemos algo, es imposible que se nos olvide, porque lo hemos internalizado. Aunque nos quedásemos en blanco, sabríamos responder. Así, entiende siempre lo que vas a contar, por qué lo haces y apasiónate por el tema. Cuando tengas toda esa información internalizada, la vas a saber explicar. No puede ser de otro modo.
Nos podemos hacer un pequeño guión para saber dónde empezar, qué puntos tocar, etc. Pero, después, fluir. Tenemos que aprender a improvisar y perder el miedo a la falta de control. Puedes decir una cosa de muchas formas distintas, y todas son válidas. También debemos desconectarnos del ego para conectar con el mensaje, desde la pasión y la emoción de compartir, eliminando los pensamientos negativos.
Defiendes que el miedo escénico no existe, que sólo es una representación de nuestro ego y de nuestros miedos más profundos. ¿Cómo deshacernos de éstos?
Laura: Ojalá poder responderte, me haría rica (risas). Yo creo que la vida es un viaje y todas las personas tenemos traumas, sean más pequeños o más grandes. Una situación concreta de nuestro pasado puede dejar una huella invisible en nuestra autoestima y personalidad y, cuando nos exponemos para hablar en público, se magnifica.
Y eso es de lo que me he dado cuenta desde que acompaño a mujeres en su comunicación y expresión. Tenemos traumas, miedos e inseguridades muy profundos y es imprescindible reconocerlos y tratarlos para liberarnos, avanzar en cualquier ámbito y poder desarrollar habilidades como la comunicación. Todas y todos deberíamos ir a terapia como forma de autoconocimiento. Es por eso que estoy preparando un programa con una terapeuta Gestalt, porque esto es la base de todo.
Además, muchísimas mujeres nos reprimimos al expresarnos también en nuestra vida personal. Al final, es con lo que yo empatizo y yo he vivido, y la mayoría de mis clientes son mujeres. Me he dado cuenta de casi todas hemos sufrido situaciones machistas en casa y fuera de casa que nos han condicionado mucho. Así, tenemos muchísimos más miedos y más exigencias para ser buenas. Desde esta perspectiva de género feminista, queremos crear algo para ayudar a mujeres a liberarse y a expresarse en cualquier ámbito de su vida.
Háblanos de la comunicación asertiva
Laura: ¡Esto es un temazo! Hay tres formas de vivir la vida: desde la agresividad, desde la pasividad y desde la asertividad. Ésta representa la capacidad de hablar y actuar con respecto hacia los demás pero, sobretodo, hacia nosotras mismas. Esto también significa aprender a decir que no, aprender a poner límites y es, al final, la base del respecto. Un lenguaje asertivo nos empodera, nos cuida, es optimista y respetuoso. Es muy difícil actuar desde la asertividad porque nadie nos enseña a hacerlo.
Para hacerlo, es imprescindible analizar nuestro diálogo interno. Es imposible que sea asertiva hacia fuera si no lo soy conmigo. Si yo no sé detectar mis necesidades y expresarlas, difícilmente seré consciente de las necesidades del otro. Así, implica mucha empatía, escucha activa y coherencia con nuestros valores y con quiénes somos.
Nos encantaría saber cómo surgió @expresarte_bylau
Laura: Surgió en pandemia como muchos otros proyectos. Aparte de ser periodista, soy cantautora. He estudiado en el conservatorio durante muchos años y también teatro musical. Por tanto, mi pasión, que también es la música, me ha llevado a tener que exponerme. Yo era una niña muy tímida que lo pasaba muy mal y me sudaban las manos cada vez que tenía que tocar el piano en público.
Durante la pandemia, saqué dos singles a los cuales les dediqué muchísimo tiempo, muchísimo amor y muchísimo dinero. Pensaba que 2020 sería mi año de hacerme conocer como música y, de golpe, lo recibí como un mensaje. del universo. La música siempre va a ser parte de mi vida, pero quizás, ahora, tocase otra cosa.
Además, escribir para otros no me llenaba tanto, con lo que intenté buscar algo que aunara mis dos pasiones, la de comunicar y exponerme, y ponerlo al servicio de los demás. Tras semanas y meses de frustración, me apunté a una sesión de consultoría donde descubrí que podía ayudar a mujeres a comunicarse, aunque no tenía muy claro que la gente pagase por eso (risas). Esta idea, al final, me empezó a motivar y emocionar y pasé todo ese verano escribiendo lo que yo sabía y reuniendo muchas ideas para poder ayudar a mujeres a hablar en público.
Abrí una cuenta de Instagram y mi gran obstáculo fue empezar a hablar en castellano públicamente en redes, dado que yo siempre hablo catalán en mi día a día. La vergüenza lingüística es real, con lo que fue una prueba para mí misma también. Ha sido muy enriquecedor.
¿Sientes que, a día de hoy, te sabes comunicar a la perfección o que el aprendizaje continúa?
Laura: Tengo mucho que aprender, pero espero que esto siga así en todos los aspectos. Creo que es lo que le da sentido a la vida. La comunicación es algo que se va transformando. Cuanto más maduras y más aprendes, tu discurso se va adaptando a ti. Me doy cuenta que yo no comunico igual ni tengo las mismas inquietudes ahora que hace un año. Siempre hay una evolución y, estoy segura de que cuanto más me exponga, mejor lo haré. El discurso se va enriqueciendo un montón y eso es lo que a mí me apasiona. La gente que se inquieta, que lee y que tiene pasión por la vida, enriquece un montón su discurso.
La comunicación es un aprendizaje
Tras hablar con Laura, nosotras nos sentimos mucho más motivadas e ilusionadas por cambiar la manera en que nos comunicamos. Hablar en público requiere de un gran aprendizaje y autoconocimiento interior. Cuanto mejor nos conozcamos, sepamos cuáles son nuestras debilidades y fortalezas, y trabajemos duro para conseguir la mejor versión de nosotras mismas, mejor podremos comunicarnos.
Como mujer, resulta un mayor reto por cómo nos han educado y cómo está enfocada la sociedad. Pero, como dice Laura, debemos intentar promover nuestro propio sentido crítico y empezar a cuestionarnos las cosas. Crearse a una misma es un proceso precioso, y desde El Attelier, te animamos a que lo intentes.
El Attelier Magazine
